Quiero hablar de ti Amanda, y quiero que sepas que hablo de ti.
Quiero decir que cuando te encontré finalmente en la plaza de Morazán, sentada en una manta porque para el Ayuno por Honduras que organizaste hasta la carpa les habían quitado, y te vi conectada a tu aparato para respirar, y se levantó tu voz fuerte, pausada, para leer un poema, para calmar al desesperado abogado que ya descreía de la resistencia pacífica, para saludarme como amiga, para decirnos qué está sucediendo en Honduras (no todo lo malo de los golpistas, sino también lo bueno de un pueblo que ha recuperado su orgullo de ser pueblo, de pensar en colectivo, de admirarse en la fuerza de la vecina y del de al lado), entonces sentí un gran orgullo.
Orgullo de ser escritora, porque si tú existes entonces no somos todas unas engreídas con afán de reconocimiento.
Orgullo de conocer tu poesía, porque la excelencia no está reñida con el compromiso.
Orgullo de ser tu amiga, porque así, carajo, participo de algo que se crea en colectividad y es un mundo de palabras nuevas.
Orgullo de tener amigas como tú, tú tan fuerte, tan clara, tú capaz desde tu enfisema de resistir a unos policías y militares que se atreven a lanzar a tus ventanas objetos y gases lagrimógenos porque le temen a la poesía, le temen a la belleza, le temen al diálogo, le temen al reconocimiento de las y los demás.
El sábado pasado nos dijimos que la Resistencia pacífica y organizada del pueblo hondureño iba a ser larga y que las feministas tenían un gran papel que jugar en el cambio de la mentalidad de la gente para con la vida y el derecho a la vida de las mujeres y los hombres en un país donde el miedo a la delincuencia había encerrado a las personas en sus casas. ¿Quién podía imaginar que a los dos días, el lunes, el panorama iba a transformarse con el regreso de Mel Zelaya, la concentración de 50 000 personas ante la embajada de Brasil donde se refugió y la brutal represión del ejército? Ni tú ni yo, así que hablamos de la Resistencia, de las construcciones positivas que la resistencia ha propiciado.
Quién podía imaginar que al regresar a México el día después me enteraría del asesinato de una compañera feminista, tan joven como tú y yo ya no somos, tan en búsqueda como tú y yo seguimos estando, por parte de un hombre que decía que "la amaba", es decir que exigía poseerla o destruirla así como los dictadores, los golpistas, los robadores de votos, los terroristas mediáticos hacen con la voluntad popular. Yo sé que tu voz es un poema también contra el asesinato de Alí, morena, de pelo rizado e ideas en construcción dialogada con otras mujeres.
Sin embargo, dentro de mí sabía que de darse circunstancias como las que se han dado tú actuarías como has actuado, con el orgullo, la dignidad, la fuerza que no claudica de tu voz portentosa y esforzada, la voz de la poesía que enfrenta los obstáculos.
Por eso quiero decirte que me llena de orgullo ser tu amiga y ser amiga de las feministas en resistencia de Honduras, de Daysi, Miriam y Sara encerradas desde ayer anoche en el Centro de Estudios de la Mujer Hondureña (CEMS) con otras 35 mujeres y dos niñas rodeadas de policía y sin agua ni luz, con Mirta que sobrelleva el dolor de la muerte de su hijo y resiste, de Melissa mía, mi adorada, que con todo y su miedo vence la mañana e informa, se mueve, reporta, dice, de Jessica y su bella hija que dicen no a la represión con sus palabras, de Lídice, de la fuerte e inteligente Zoila y las obreras de la maquila y artistas independientes de la Colectivas de Mujeres Hondureñas (CODEMUH) de San Pedro Sula.
Gracias, amiga, poeta, feminista, pacifista por estar con todas y enseñarnos el camino
Francesca
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